Los riesgos de morir por tuberculosis cada vez son menores, sin embargo, sigue siendo la infección más peligrosa del mundo.

Los esfuerzos de los países para erradicar esta enfermedad no son suficientes y el plazo para desaparecerla en el 2030 parece no poder cumplirse.

A esta conclusión llegó la Organización Mundial de la Salud en su informe anual sobre la tuberculosis 2018 difundido recientemente en su página web. El máximo ente añade además que  desde el año 2000 se han evitado 54 millones de muertes por esta infección, número que debe seguir en aumento para poder eliminar la tuberculosis de la lista de enfermedades mortales.

Desde Nueva York, Estados Unidos, la OMS presentó el más reciente estudio en el que pidió redoblar los esfuerzos y asumir compromisos sin precedentes en esta materia.

En cifras, se estima que una cuarta parte de la población mundial tiene infección tuberculosa. Algunas naciones han realizado más campañas preventivas y mayor atención a sus pacientes. Es el caso de Rusia, país elogiado por la OMS en su constante dinamismo para erradicar en el tiempo estipulado esta enfermedad.

Para que en el 2030 se pueda confirmar que la tuberculosis está erradicada, los países miembros de la OMS “deberán aumentar  la financiación nacional e internacional de la lucha contra la enfermedad”, expresa el documento.

Datos alentadores

Durante el 2017 las muertes por tuberculosis se redujeron. Un total de 1,6 millones de personas fallecieron, 300.000 estaban infectadas por el VIH. Desde el año 2000 los decesos  vienen mermando hasta un 44% con los años 90.

En el documento presentado, la OMS asegura que “el número estimado de nuevos casos de infección tuberculosa fue de 10 millones en 2017. Dicho número está disminuyendo a un ritmo del 2% anual, aunque se han producido reducciones más rápidas en Europa (5% anual) y África (4% anual) entre 2013 y 2017”.

En cuanto a las recomendaciones y exigencias que plantea el más reciente informe, la necesidad de aumentar la cobertura terapéutica cobra mayor importancia. Hasta ahora es de  64% y debe aumentar al menos al 90% de aquí a 2025 para que se alcancen las metas relativas a la tuberculosis