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“Reforma a Salud debe ser de fondo”: Presidente de la Academia Nacional de Medicina

15.09.2014 10:57

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“Reforma a Salud debe ser de fondo”: Presidente de la Academia Nacional de Medicina

Juan Mendoza, presidente de la Academia Nacional de Medicina y de la Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente, dice que el país se debe poner la camiseta de la salud preventiva.

El reconocido médico neurocirujano Juan Mendoza Vega, nuevo presidente de la Academia Nacional de Medicina y de la Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente, nació en Chinácota, Norte de Santander y se educó en el internado de los Hermanos Cristianos en Pamplona. Colegio temido por su férrea disciplina militar, con ducha helada al alba, cama tendida en nanosegundos, formación de ringlete en la fila del desayuno, misa diaria, jaculatorias, confesiones y penitencias.

Cuando su padre murió, Juan fue nombrado bibliotecario para facilitarle el pago de la pensión, con la feliz circunstancia de lanzarlo a la vez en brazos de la literatura, una pasión que al lado de su vocación por la medicina, lo ha acompañado toda la vida. Para entrar a la Universidad Nacional formó parte de un grupo de 1150 muchachos que aspiraban a los 100 cupos disponibles en la Facultad.

El joven Mendoza se convirtió en un gran estudiante en las aulas y un beligerante contestatario en las calles, que marchó, por ejemplo, en las luctuosas protestas estudiantiles del 8 y 9 de junio, donde advierte que nunca tiró piedra. Era la dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla y los estudiantes protestaban porque el día anterior un disparo oficial había matado, en la calle 13 de Bogotá, a uno de sus compañeros. La violenta represión del gobierno empujó a ejercer una oposición enardecida y clandestina a los estudiantes, que pensaban que el dictador se estaba poniendo peligroso, como sucede con todos los dictadores.

¿Qué pasó ese día en la calle 13?

Protestábamos por la muerte de nuestro compañero y nos paró un pelotón del Ejército. Decidimos sentarnos en el suelo cuando, de pronto, uno de los soldados disparó. Otros lo siguieron y mataron a más de 20 estudiantes. Fue una impresión espantosa y un dolor terrible verlos caer.

¿Al final, los estudiantes fueron definitivos en la caída de Rojas?

Sí, porque los sucesos de junio en vez de disuadirnos, fortalecieron el espíritu levantisco que ya teníamos.

¿Su actitud “revolucionaria” tuvo consecuencias?

Sí, porque yo tenía una pequeña pensión del departamento -$90 mensuales- como ayuda para estudiar y el gobierno central dio orden de retirarla. Como mi padre había muerto y mi familia no tenía cómo sostenerme, me encontré prácticamente en la calle. Algunos amigos me sugirieron ir a El Espectador y allí me encontré con don Guillermo Cano, su director, quien me pidió un artículo. Escribí uno sobre “las dificultades de la vida del estudiante pobre”, (que eran las mías), le gustó y me lo pagó muy bien.

Ha sido uno de los mejores y más respetados neurocirujanos de este país. ¿Por que se retiró a los 65 años?

El neurocirujano debe retirarse antes de que lo retiren sus manos. A mí todavía no me tiemblan, pero no quise esperar a que el momento llegara.

Pasando al tema de la Salud, ¿cuáles son las expectativas de la Academia, frente a uno de los mayores problemas del país?

Muchos no creen que la salud sea un derecho de los colombianos, sino más bien un negocio lucrativo y una mercancía, que compra el que la puede pagar. Y aunque se ha previsto que quien no pueda pagar tendrá un pagador que es el estado, eso desvirtúa completamente el espíritu del ejercicio de la medicina.

¿Cuáles fueron las consecuencias de la Ley 100 en Colombia?

Que el convertir la salud en un negocio llevó a la deshumanización de la práctica médica, porque es bien sabido que en las EPS solo dan las medicinas más baratas y no las que necesitan los pacientes.

¿También los médicos han visto deteriorada su situación?

Sí, porque todo esto atenta contra la calidad del profesional cuya condición más importante es el compromiso ético y estricto con sus enfermos y con la sociedad. Este sistema ha ido llevando, sobre todo a los médicos jóvenes, a ejercer como si al abrir un consultorio, o contratarse como médicos en una entidad, estuvieran abriendo una tienda y su preocupación sea la rentabilidad de la profesión.

¿No es lógico que las entidades persigan ganar dinero?

Algunos defensores de ese sistema dicen que en el cuidado de la salud sí debe haber negocios, como por ejemplo en la industria farmacéutica. Pero el afán de lucro, que no me canso de recalcar, ha llevado a muchos a la corrupción porque lo que importa es sacar, como sea, dinero del sistema para los bolsillos privados, mientras a los pacientes se les niegan medicamentos, exámenes y operaciones.

El ministro Gaviria, ha dicho que no hará una gran reforma, sino una serie de cambios importantes a través de decretos, como hasta ahora. ¿Cuál es su opinión?

Yo le he dicho al Ministro que esos decretos pueden ser muy buenos para cambios transitorios, pero que el país sí necesita una reforma de fondo en dos cosas fundamentales: centrar el sistema de salud no solo en los enfermos sino en la personas sanas, y eso no se puede hacer por decreto sino con leyes que cambien el enfoque. Lo otro es darle la vuelta a la pirámide de la atención médica que en la actualidad tenemos parada en la punta y no en la base. Aquí hay muy pocos médicos generales y se les ha quitado todo poder de decisión porque se les convirtió en médicos que remiten enfermos a otros especialistas. Entre otras cosas nunca habrá suficientes, ni tampoco se necesitan porque la urgencia es por médicos que atiendan los problemas básicos de la salud, que suelen ser enfermedades que no necesitan especialistas.

¿Evitar que la gente se enferme no significaría un ahorro gigantesco para el sistema de salud?

Claro que sí, lo ideal es conservar sanas a las personas, pero aquí lo que se usa es descubrir las enfermedades para iniciar un tratamiento, cuando lo importante es descubrirlas a tiempo para tratarlas con la mayor celeridad posible. Es importante que la gente no se enferme y para lograrlo la responsabilidad recae no solo en el médico, sino en los ingenieros sanitarios con redes de acueductos, manejo de desechos contaminantes, alcantarillados, etc. El país debe ponerse la camiseta de la salud preventiva.

¿Qué propondrá la gran junta médica de la Academia de Medicina como aporte a esa reforma a la salud?

Tenemos en marcha la redacción de cuatro proyectos cortos de ley, que serían la esencia de una transformación de la salud. Queremos colaborar con el Ministerio para que lo que apruebe el Congreso no sea tan susceptible de nuevas reformas, como ocurre siempre. Una ley es más permanente que un decreto. Son proyectos que proponen darle a la salud un enfoque preventivo y humano.

¿Habrá receptividad del gobierno?

Espero que sí, pero no estoy seguro porque el enfoque de muchos en el Ministerio es más bien del tipo neoliberal, una corriente que cree que todo se resuelve con las leyes del mercado. En el caso de la salud no es así; por el contrario, es un tema que necesita mucha más intervención por parte del estado, menos pensamiento económico y más pensamiento humano.

¿Qué es el “Derecho a morir dignamente”?

Significa poder morir con los derechos y la dignidad respetados hasta el último instante. En este tema hay variables. Escoger morir sin atención médica es tan respetable como lo contrario. La eutanasia también es una manera de morir dignamente, en la cual se acepta y respeta el deseo de alguien, que sufre sin que lo podamos aliviar y que pide que se le ayude a terminar con su sufrimiento. Yo creo que eso es ético, es bueno y es humano. Ahora no se me escapa que esto choca con algunas convicciones, muy respetables, de tipo religioso. Pero de lo que no me cabe duda es de que el derecho de las personas a resolver sobre su propia muerte debería respetarse tanto como respetó su vida.

Pero, las familias conservan la esperanza de que su ser querido sane, y los médicos luchan hasta el final para salvar una vida.
Eso es cierto, pero los médicos ya empezamos a entender que nuestro compromiso no es con la vida de las células, sino con la vida integral del ser humano. Y esa vida no es solamente un conjunto de órganos que funcionan, como sucede cuando el paciente presenta muerte cerebral, pero su corazón sigue latiendo. Eso lo hemos ido aprendiendo los médicos con mucha dificultad, porque la tradición ha sido mantener hasta el último momento un soplo de vida. Hoy día ya el médico sabe que en determinado momento debe tener la humildad de decir: no puedo hacer más y no seguir con un tratamiento inútil. La situación de los parientes es emocional y muy difícil. ‘Derecho a Morir Dignamente’ hace una pedagogía para mostrar que hay más amor en permitir que una persona muera cuando está sufriendo demasiado, en vez de obligarla a vivir en medio de terribles sufrimientos.

¿Cuándo muere una persona?

Hasta hace relativamente poco la muerte se decretaba cuando había paro de la actividad cardíaca y respiratoria, pero hoy día la muerte ocurre cuando el cerebro detiene sus funciones de manera irreversible. La muerte del cerebro es la muerte de la persona.

La semana pasada el músico Gustavo Cerati murió, después de pasar cuatro años en un coma profundo, pero algunos pacientes comatosos han vuelto a una vida normal...

Sí, ha habido casos de recuperación, pero son sumamente escasos. En general, cuando un coma se prolonga durante más de un año, es irreversible. Depende entonces de lo que la persona haya manifestado en vida frente a la posibilidad de esa situación. Por eso, Derecho a Morir Dignamente tiene documentos en los que muchísimas personas dicen que si llegan a esa situación no les hagan tratamiento, sino que las dejen morir. La verdad es que aunque fuera muy doloroso para su familia y sus fanáticos, Cerati estaba muerto desde hacía cuatro años, como no había dejado instrucciones al respecto hubo que cuidarlo y esperar hasta su muerte.

¿Y cómo se hace afilia uno a DMD?

En la página DMD.org.co, se puede bajar el documento ‘Esta es mi voluntad’. Se firma y se envía a la Fundación para quedar afiliado. Es un documento común, que no necesita autenticarse ante notario, debe estar diligenciado y firmado, ojalá con dos testigos. También es fundamental informarle a la familia porque en general, su oposición es el problema principal.

La sentencia sobre eutanasia que dictó la Corte Constitucional hace unos años, está vigente?

Sí, y dice que ante la petición de un enfermo que está sufriendo de manera intolerable y pide que le den muerte, un médico lo ayuda, no debe ser castigado porque su conducta está justificada. Eso es lo que se aprobó y es con lo que venimos aplicando la eutanasia o suicidio asistido, que es una decisión entre el médico, su enfermo y la familia, dentro de la máxima discreción, responsabilidad y respeto. La eutanasia no se puede aplicar si el enfermo no la pide.

Otras opiniones

Otro tema es el del suicidio asistido, que vimos en la película Mar Adentro, donde se plantea que el derecho a morir entra en la órbita de la libertad que asiste a cada ser humano...

Cada persona es dueña de su vida y nadie más tiene derecho a decidir sobre ella. Por supuesto, eso no quiere decir que sea admisible promover un suicidio, pero si una persona afronta una vida sin calidad y considera preferible morir, lo lógico es respetar esa idea.

¿Los médicos pueden alegar objeciones de conciencia?

Así como se respeta el derecho a la autonomía del enfermo, se respeta la del médico, que no está obligado a hacer nada que su conciencia le impida. De llegarse el caso, debe enviar al enfermo donde otro profesional que no tenga ese tipo de objeción.

La Iglesia prohíbe esa práctica porque argumenta que el único que puede disponer de la vida humana es Dios.

Es respetable. Cuando alguien trata de discutir conmigo y apela al argumento religioso, yo advierto inmediatamente que en ese caso no hay discusión, porque es un argumento irrebatible.

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